domingo, 15 de diciembre de 2013

Smart Drinks

Se venden y consumen cada vez más en discotecas, pubs y fiestas nocturnas, pero también en los locales de la cibercultura, hoteles, supermercados, gimnasios y gasolineras, como alternativas saludables al alcohol, los refrescos y el café.

Tienen nombres agresivos, vienen en latas y envases de colores vivos, saben a cítricos, caramelos y frutas, y prometen una energía sin fin. Son las preferidas de quienes hacen deporte con regularidad, desarrollan un trabajo intenso o acostumbran a concluir buena parte de sus jornadas con una buena dosis de marcha y actividad.

Son las llamadas “bebidas energéticas”: una refrescante combinación de vitaminas, aminoácidos y sustancias nutritivas, sabores potentes, cafeína, taurina, extractos de plantas e ingredientes energéticos.

Las “smart drinks” o “bebidas inteligentes” nacieron hace más de diez años, en EEUU, a raíz de las investigaciones de los médicos Duck Pearson y Sandy Show (pioneros en la idea de retrasar el envejecimiento, tomando sustancias químicas).

Uno de sus mayores consumidores es Japón, donde muchos trabajadores toman “bebidas energéticas” con taurina para aumentar su jornada laboral sin cansarse.

Publicitadas por su capacidad de estimular el sistema nervioso, “su consumo puede ser saludable y no implica riesgos, siempre que se tomen con moderación y respetando ciertas limitaciones, aunque tampoco tienen las fantásticas virtudes que prometen”, señalan los expertos.


La Formula de la energía

Preferidas por los naturistas, profesionales, amantes de la cibercultura, deportistas y noctámbulos que buscan el estímulo necesario para afrontar un esfuerzo extra, las bebidas energéticas son distintas de las isotónicas utilizadas por los deportistas para reponer el agua, sales minerales y vitaminas perdidas a través de la transpiración.

Además del cosquilleante gas carbónico y azúcares, estos cócteles a base de zumos de fruta o agua mineral, suelen contener cafeína (un psicoestimulante que reduce la somnolencia y la sensación de fatiga) y taurina (aminoácido que produce el organismo y expulsa la materia tóxica que se forma en la sangre durante los esfuerzos físicos extremos y ayuda a recuperarse después de la fatiga).

También suelen contener glucoronolactona (sustancia presente de forma natural en el organismo, que actúa como desintoxicante en la degradación de los elementos metabólicos y en la eliminación del alcohol y el tabaco) y aminoácidos, como cisteína (alivia los efectos del alcohol), glicina (actúa como neurotrasmisor), arginina (mejora la memoria), histidina (mejora la respuesta sexual), isoleucina (aumenta el vigor muscular) y triptofano (relajante y antidepresivo).

Otros de sus ingredientes son el eleuterococo (extracto vegetal que refuerza el sistema inmunitarios), vitaminas del grupo B y C (que intervienen en la formación sanguínea, previenen algunas anemias y facilitan la eliminación del alcohol), jalea real (rica en sustancias nutritivas, estimulante y reconstituyente), inositol (sustancia que participa en el metabolismo de las grasas) y ginseng (estimulante vegetal que permite que el organismo se adapte a todo tipo de situaciones y esfuerzos).


A favor, o en contra

Según algunos estudios y expertos médicos, las bebidas energéticas han demostrado su eficacia para contrarrestar la resaca sustituyendo ventajosamente al famoso café cargado.

Asimismo pueden ser una alternativa saludable a las bebidas alcohólicas (que en exceso perjudican la salud y deterioran ciertos órganos), y a los refrescos de cola (que afectan la absorción del calcio, aportan calorías sin nutrir, dañan los dientes y producen gases).

Aunque, eso sí, son un capricho caro (su precio es mucho mayor que el de un refresco), con ventajas no demasiado comprobadas.

Estas “bebidas de diseño” tienen puntos débiles porque algunas marcas superan los 300 miligramos de cafeína por litro, considerado por algunos expertos el límite máximo saludable. En pequeñas dosis, la cafeína estimula, aumenta la concentración y atenúa la fatiga, pero si se beben tres o cuatro latas de estas bebidas, puede causar insomnio o taquicardia.

Algunos especialistas señalan que, aunque estas bebidas supuestamente ayudan a recuperarse después del esfuerzo y el desgaste, su alto contenido en azúcares (9-12 por ciento) las hace inadecuadas para recuperar el líquido perdido.

“Aún no se han efectuado estudios sobre sus efectos, ni se conocen las consecuencias a largo plazo de algunos de sus componentes, ni las interacciones entre sus ingredientes, y además la tentación de mezclarlas con bebidas alcohólicas (para obtener un cóctel “estimulante”) o de tomarlas en exceso (varias latas para despejarse y “aguantar” toda la noche) es un riesgo”, señalan muchos expertos en nutrición.

Lo cierto es que, pese a lo que dice la publicidad de estas bebidas, no está probado que la ingestión adicional de taurina ayude a eliminar más sustancias tóxicas del organismo, mientras que el ginseng puede elevar la tensión arterial y para que se note su efecto, la dosis debe ser mayor que la de estas bebidas.

“El aporte de jalea real es superfluo para una persona normal, y las proporciones de componentes energéticos de las “bebidas inteligentes” son muy pequeñas, como para conseguir los efectos que prometen. Además, una dieta completa y variada cubre las necesidades de las vitaminas que incluyen estos tragos, los cuales además son hidrosolubles”, señalan los expertos.

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